jueves, 17 de noviembre de 2011

Nashville II

En una autopista transitada viajando a nashville, llego a ese lugar y estas exactamente donde nos despedimos mirando el paraíso en matices de anaranjado, amarillo y rojo con un sol escondiendose de tus ojos curiosos. Eres tu con tu sonrisa y pestañas crakeladas. Te extrañé, pero la personas que amo ya no vive en esos ojos, quizas encontró una nueva retina que decorar. Mi mirada quedo congelada en ese momento en que soñe que tus manos rozaban mi espalda tejiendo besos somnolientos en mi columna vertebral, un sueño que se repite noche tras noche y asi la noche toma el matiz de mis anhelos.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Nashville.

Caminamos por las calles llenas de gente ocupada de sus problemas, el pavimento y las luces de los semáforos encandilan mis neuronas, mientras me pregunto que será de ti, desde la última vez en Nashville. Tus manos rozaban la comisura de mis labios, tus pies tejían un camino de sabanas junto a los míos. Las calles siguen frías, las hojas de los árboles se despiden de la ciudad, emprendo mi camino, la gente me empuja por la calle y mientras, yo me pregunto que será de tus ojos perdidos y de las cicatrices de tus venas, mis pasos encuentran semáforos que no dejan de parpadear, las luces se confunden entre mis pestañas casuales que no dejan de recordar aquella tarde en Nashville, llego a casa enciendo las luces, pienso, que será de tu sonrisa picara de tus enredaderas café, veo tu foto y recuerdo nuestra tarde en Nashville. Las luces de neón se encienden y mi memoria camina por Nashville como una residente mas.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Desde mi ventana.


Veo tu espalda, ¿eres tú? ¡Si eres tú! No lo creo, me acerco pero tú sigues allí sin verme, sin sonreír, ni me hipnotizas con tus pestañas. Caminas y te sigo mientras nos perdemos en la selva de concreto en que extrañamente estamos parados. Parpadeo ya no estas, caigo en un hoyo oscuro, suenan las agujas del reloj y retumba en mi insomnio. Tú sigues sin aparecer, mi desesperación aumenta con la caída de las hojas de otoño. Me asomo por la ventana todo sigue monótonamente igual desde que te fuiste, las nubes ignoran sus pasos por el cielo, las hojas siguen siendo barridas por el viento y tu sigues sin aparecer. Mi mente se pregunta que estarás haciendo, donde estas y al mismo tiempo formula planes para espantarte de mi testarudo corazón. Pasan las horas vuelvo a lo que debería llamar hogar, pero te has llevado contigo esa sensación hogareña. Solo has dejado una carta sin terminar, un pote de leche medio vacío y un corazón desecho. Te extraño, aun sigues sin volver empiezo a pensar que te escondí en algún lugar y he olvidado donde te deje, reposo en la ventana esperando que recreces pero solo veo gente extraña pasar por mi mira, mientras guardo la esperanza en un baúl.