Me he portado bien, tomo mis medicamentos, ya no peleo con las voces en mi cabeza solemos conversar amenamente; pero tu sigues asechandome como asesinó a su víctima.
Vuelvo a dudar de la realidad que me imponen, tu silencio se escucha más que mi voz.
Me susurras que el único fantasma aquí soy yo.
Me haces ambivalente a la realidad.
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